Podríamos decir que se trata de un proyecto de rehabilitación, sin embargo no lo será de un edificio como tal, sino de un lugar. De lo que en su día fue una vivienda y taller de herrería, y que hoy cuenta su propia historia a través de sus muros caídos.
La vegetación ha invadido todas las estancias, escogiendo para crecer los rincones de luz que regala su cubierta vencida.
En su fachada principal una estrecha carretera que la mantiene limpia de maleza... hacia el fondo, el edificio se apoya en el terreno hasta hacerse frondoso con él.
La reinvención de su funcionalidad ha de responder al programa de vivienda unifamiliar, preferentemente en planta baja, y a los "modernos" objetivos de sostenibilidad y ahorro energético de la arquitectura popular.
La propuesta prescinde del acceso que originalmente fue principal (en contacto directo con la carretera), y plantea dos entradas laterales. Una de ellas relacionada con el espacio de aparcamiento cubierto, y la otra, con la parcela vacante.
Se procurará respetar los huecos existentes en los muros de carga que se encuentran en mejores condiciones, manteniendo así la composición propia de estas edificiaciones del rural lucense.
En planta baja se fija un programa básico de vivienda, de modo que sea posible prescindir del uso de la planta superior. Esto evita el despilfarro energético y previene los inconvenientes de varios niveles en caso de movilidad reducida.
La cocina y el salón comedor se hacen protagonistas de este nivel, resultando parcialmente separados por la rampa de escalera, que sirve de respaldo a las instalaciones de la cocina, para después perder masa y hacer de guía de una puerta corredera de gran tamaño.
La generación de calor en esta planta baja proviene de la chimenea en esquina en el salón, y de la cocina de leña. Esta energía se canaliza hacia la planta superior, mediante un doble tiro de aire caliente que permite calefactar los dormitorios 1, 2, y el aseo de la planta superior.
En cubierta, la limpieza del volumen tradicional se rompe en una linea de lucernario que proyecta sobre la comunicación vertical, permitiendo recircular facilmente el aire de toda la vivienda, y captando la radiación sur en invierno.
Los muros se revisten en su interior con un mortero de cal que permite mantener la inercia de la vivienda. La estructura, mixta, se reduce al forjado colaborante de planta alta y al soporte metálico de cubierta. En cota cero, la limpieza del terreno se aprovecha para el paso de instalaciones, suelo radiante alimentado por geotermia y forjado sanitario mediante encofrado prefabricado plástico.
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