sábado, 3 de enero de 2009

centro parroquial en Los Hueros

Un centro parroquial responde a una tipología muy concreta, lleno de simbolismo y de ideas preconcebidas que pueden ser inspiración o muerte de una idea.
Entendiendo las necesidades de este programa como búsqueda de un espacio de reunión, cobijo, culto, estudio y convivencia, la propuesta quiso ir más allá del edificio, llevando la actividad dentro, fuera, encima... debajo...


 
La respuesta fue un parque escultórico que se transforma en cubierta protectora de estancias con luminosidad dirigida, acústica estudiada y gran aforo. El edificio, lejos de anunciarse como hito en la llanura, se esconde para sorprender al visitante y aportar su propia experiencia.


LLevar el programa al exterior nos permite llegar a un público mayor y más heterogéneo, permitiendo a la vez una mayor versatilidad de uso.





En interior alberga varios espacios de reunión que se diferencian en su capacidad de aforo y el marcado carácter que les aporta la cubierta cóncava o convexa.



Estas salas pueden, por su disposición, unirse entre sí, o abrirse totalmente a la plaza de acceso principal.









Las aulas están conectadas con las naves principales, pero poseen a su vez un acceso independiente.
Todas ellas se abren a patios que, pese a estar a una cota inferior y ser de acceso restringido participan del parque aportando árboles a la cubierta verde.













 


 El juego de niveles hace que no resulte un edificio enterrado ni un parque elevado, sino una combinación de ambos que, en el entorno en el que se encuentra (totalmente llano), permita abstraerse del mismo adentrándose en las "grietas" del edificio, pero también dominarlo desde sus cotas más altas.